5 características de las parejas felices

«Las familias felices son todas iguales; cada familia infeliz es infeliz a su manera». Así comienza la novela clásica de León Tolstoi, Anna Karenina. Tolstoi no se explayó sobre cómo se parecen las familias felices, así que he decidido hacerlo por él, basándome en mis investigaciones como psicoanalista.

He aquí, pues, mis cinco características que comparten las parejas felices. Obviamente, para tener estas características, ambos miembros de la pareja deben estar emocionalmente sanos.

1. Buena comunicación

Las parejas felices hablan. Verbalizan sus sentimientos en lugar de exteriorizarlos. No mienten, ni retienen, ni engañan, ni se acusan, ni se golpean, ni se desprecian, ni hablan del otro a sus espaldas, ni se tratan con condescendencia, ni se culpan, ni se olvidan de su aniversario, ni se gritan, ni se insultan, ni se demonizan, ni hacen las otras actuaciones que hacen las parejas infelices.

En cambio, si tienen un problema lo hablan. Tienen una confianza y un compromiso básicos que les permiten hacerse vulnerables compartiendo sus heridas y sabiendo que esas heridas serán recibidas con empatía. La comunicación de las parejas infelices tiene como objetivo la manipulación. Las comunicaciones de las parejas felices tienen como objetivo resolver el conflicto y restablecer la cercanía y la intimidad. A las parejas felices no les preocupa quién tiene razón o no, ya que se consideran un solo organismo y lo que les importa es que su relación sea correcta.

2. Compromiso

Las parejas felices se comprometen el uno con el otro. Si están casados, se toman en serio sus votos matrimoniales y ambos están igualmente comprometidos el uno con el otro sin ningún tipo de peros. Tanto si están casados como si no, tienen un fuerte compromiso que nunca flaquea seriamente. Es este compromiso inquebrantable el que aporta estabilidad a la relación y da a ambos miembros la fuerza necesaria para afrontar los altibajos por los que pasa cualquier relación.

El compromiso es el pegamento que consolida una relación. Sea cual sea la dificultad que atraviese tu pareja, tú estarás ahí. No habrá juicios, ni recriminaciones, ni amenazas de abandono o divorcio. Esas cosas están descartadas. El compromiso está ahí como una base constante y fuerte que mantiene el rumbo de la relación.

3. Aceptación

Las parejas felices se aceptan mutuamente por lo que son. Nadie es perfecto y la mayoría de nosotros estamos lejos de serlo. Las parejas felices aceptan las imperfecciones del otro porque son capaces de aceptar sus propias imperfecciones. Esta es la clave: para aceptar a los demás tal y como son tienes que ser capaz de aceptarte a ti mismo tal y como eres. Por lo tanto, si tu pareja tiende a preocuparse, roncar, objetar, tartamudear, hablar demasiado, hablar demasiado poco o desear demasiado el sexo, aceptas esas cosas como idiosincrasias, no como defectos.

Las parejas infelices creen que se aceptan a sí mismas tal y como son, pero a menudo lo niegan. Pueden ver la paja en el ojo de su pareja, pero no la viga en el suyo. Como niegan sus propios defectos, a veces los proyectan en su pareja. «Yo no soy el que causa problemas, eres tú». Cuanto más niegan sus propios defectos, más intolerantes son con los de su pareja. Las parejas felices son conscientes de sus defectos y los perdonan; por lo tanto, perdonan y aceptan los defectos de su pareja. Esto conduce a unas relaciones mutuamente respetuosas.

4. Pasión

Las parejas felices se apasionan el uno por el otro. Su relación es lo más importante en sus vidas. La pasión sexual es algo que puede ir y venir, pero la pasión por el otro y por su relación es constante. Muchas parejas comienzan con pasión durante la fase de luna de miel, pero este tipo de pasión decae en algún momento. El amor y la pasión por el otro, como la pasión por una afición, es algo que perdura más allá del periodo de luna de miel.

La pasión es lo que da vitalidad a una relación. El compromiso sin pasión conduce a una relación vacía. El compromiso con pasión da lugar a una relación plena. La pasión se alimenta de una buena comunicación. Cuando una pareja comparte honestamente y resuelve los conflictos, la cercanía y la pasión se mantienen constantes. La pasión hace que una relación tenga sentido y esté viva.

5. Amor

No hace falta decir que una pareja feliz es una pareja enamorada. Esto no quiere decir que la pareja esté enamorada del otro. El enamoramiento suele ser algo más insano que sano. Shakespeare llamó al enamoramiento una forma de locura. Es una idealización, basada en necesidades narcisistas, que no puede durar. El amor sano es algo que se da en conjunción con las características enumeradas anteriormente: buena comunicación, compromiso, aceptación y pasión.

Nuestra primera experiencia de amor es la relación con nuestra madre. La confianza y la seguridad que nos hace sentir es amor. El amor no se transmite con palabras, sino con acciones. Del mismo modo, cuando experimentamos la confianza y la seguridad con nuestra pareja en la vida durante un largo periodo de tiempo, experimentamos el amor duradero. El amor duradero es el amor que hace que la vida merezca la pena.