En torno al primer año, los bebés comienzan a dar sus primeros pasos. Es un momento muy importante en el desarrollo de un bebé ya que comienzan a ser más independientes y a tener una capacidad de exploración autónoma del mundo que les rodea.

Como padres, debemos acompañarles en ese momento tan importante de sus vidas, haciéndoles ver que estamos a su lado y orientándoles en esta nueva etapa de su desarrollo.

Lo primero que debemos tener claro es que no debemos forzar a nuestro bebé a que ande. El sistema motor de los niños debe desarrollarse correctamente antes de soportar su peso, no debemos obsesionarnos con que llegado cierto mes, el niño tiene que comenzar a dar sus primeros pasos, cada bebé tiene sus tiempos y tenemos que permitir que la naturaleza siga su curso.

La primera toma de contacto de los niños con la capacidad de andar es sostenerse sobre si mismos apoyados sobre alguna superficie (el sofá, una mesa, la cuna…). Es vital para ellos mantenerse en pie para practicar la capacidad de coordinación y el equilibrio.

Empezarán a dirigirse hacia aquellas cosas que más atractivas le resulten mediante movimientos laterales, sin soltarse del punto de apoyo que hayan elegido, y es muy probable que necesiten de nuestra ayuda para volverse a sentar, momento ideal para enseñarle a flexionar las rodillas para que el descenso hasta el suelo no sea tan brusco.

Permite a tu hijo que explore, pero siempre analizando qué peligros pueden existir en casa y poniendo una solución a los mismo para no correr riesgos innecesarios.

Recuerda que las caídas forman parte del aprendizaje, y debemos mantener la calma cuando el niño tropiece para que no se asuste. Anímale a que se levante de nuevo y quítale importancia a lo sucedido, de este modo el niño no generará miedos a la nueva aventura de andar.