Hoy contamos con muchas técnicas de maquillaje, las cuales se van renovando cada poco tiempo. Hace unos meses, pudimos ver cómo el contouring copaba las portadas de infinidad de medios como una de las tendencias de maquillaje favoritas y ahora todo eso ha ido poco a poco cambiando dado que cuando mejor tiempo va haciendo, se busca un maquillaje con menos base, por el calor. Además del strobing podemos encontrarnos con el draping, la nueva técnica del maquillaje.

¿Qué es el draping?

Aunque pueda parecer algo novedoso no lo es, lleva con nosotras desde mediados de la década de los setenta, aunque lo importante es lo que se puede conseguir con esta técnica de maquillaje.

En ella, el colorete es el protagonista principal y lo que se busca es conseguir un look con ciertas reminiscencias disco, las cuales pueden proporcionar un aspecto muy natural, siempre en función de la cantidad de productos que queramos incorporar y también la zona donde la queramos aplicar. Es algo parecido al contouring aunque se usa mucho menos producto y no hay un detalle tan definido.

Al final, los pómulos se resaltan gracias a que se aplica una base sencilla y un blush en dos colores, lo que permite contornear de una manera muy ligera, aunque de forma difuminada y sencilla.

Cómo hacer el draping

Son varias las formas de hacer esta técnica, siempre dependiendo del efecto que se quiere conseguir. Los pasos son sencillos y debemos comenzar con la elección de una buena base, pero ésta no debe ser demasiado densa.

Podemos optar por una BB Cream o maquillarse de forma ligera con la base habitual, aunque hay que decir que también puede hacerse sin base de maquillaje.

Aunque las cejas estén perfectamente delineadas y rellenadas son tendencia, para llevar el draping no hay que esperarse demasiado en las cejas. Si se tienen poco pobladas, lo que se puede hacer es rellenarlas ligeramente con un lápiz o polvo habitual, pero procurando que el efecto sea de lo más natural.

Para conseguir dos tonos de blush hay que utilizar un colorete en dos tonos, usando uno más claro que otro. El tono oscuro podemos aplicarlo en los pómulos, desde dentro hacia afuera, buscando la conexión con la cuenca exterior del ojo y los párpados superiores.

El colorete claro lo usaremos para difuminar y dar profundidad al maquillaje. Lo aplicaremos bajo el triángulo del ojo y ligeramente en la línea exterior del ojo para que la conexión entre los párpados, sien y pómulos no sea demasiado plana.

Recuerda que la elección del colorete es una de las principales claves del draping. Dependiendo del color elegido se conseguirán diferentes efectos. Con un tono cálido conseguiremos un efecto bronceado y si elegimos un tono rojizo o rosado, el efecto será ideal para salir por la noche.

Para finalizar, si queremos darle una mayor profundidad al rostro debemos aplicar un poco de blush en la mandíbula y los lados del cuello. ¿Te animas a prepararte un maquillaje así de especial?