Cuando se sospecha que se está pasando por un episodio de ansiedad o de estrés, nunca hay que esperar a que los síntomas pasen solos. La ayuda de los psicólogos es fundamental para tratar cada caso. Puede que solo sea algo temporal, debido a una dura temporada de trabajo o de gran esfuerzo físico, pero es algo que deben determinar los profesionales.
Los psicólogos buscan la raíz del problema
El hecho de tratar las patologías asociadas al estrés o a la ansiedad con medicamentos o tratamientos naturales no es una solución. Con estas alternativas solamente se esconden los síntomas y tarde o temprano volverán a aparecer, por lo que no habrá servido de nada.
Para ello hay que llegar a la raíz del problema para saber qué es lo que está generando el estrés o la ansiedad para tratar directamente el problema. Con la ayuda de un psicólogo contaremos con el apoyo de profesionales que nos ayudarán a adentrarnos en nuestro mundo interior.
De esa forma podrá determinar cuál es el origen del problema, como puede ser la ansiedad y nos enseñarla a manejarla, algo clave para conseguir una buena recuperación. Conociendo cuál es la raíz del problema, será el profesional el que determine cuál es el tratamiento más adecuado para cada caso específico.
Puede ser mediante grupos de apoyo, terapia de choque, terapia cognitiva, etc., lo que estime oportuno. Por otro lado, los psicólogos, proporcionarán los recursos que sean necesarios para poder combatir los episodios de ansiedad. Además enseñarán técnicas para poder ir controlándola poco a poco.
Por otro lado, no hay que olvidarse que una de las funciones de los psicólogos es la de enseñarnos a poder ver y afrontar la vida de otra manera, sin tantas preocupaciones, para poder vivir con más tranquilidad.
¿Qué ocurre si este problema no es tratado por un profesional?
Si estos casos no son tratados por un profesional los trastornos pueden ir en aumento y llegar a tener consecuencias bastante graves. Por poner un ejemplo, hay algunas personas que pueden llegar a tener ataques de pánico recurrentes y tienden a evitar ponerse en situaciones que temen que les podría llevar a pasar por un ataque.
Los expertos recuerdan que una conducta evasiva puede llegar a crear diferentes problemas si la persona se encuentra en conflicto con determinados requisitos y exigencias del trabajo, algunas obligaciones familiares y diferentes actividades que pudieran considerarse como básicas dentro de la vida diaria.
Un alto índice de personas que cuentan con trastornos de ansiedad que no son tratados, es propensa a sufrir otra clase de trastornos psicológicos como puede ser la depresión. Asimismo, estas personas tienen una mayor tendencia al abuso de alcohol o incluso a drogas, sus relaciones tanto con familiares, amigos o compañeros de trabajo pueden volverse tirantes e incluso su desempeño laboral puede verse reducido.