La piel de los bebés es muy delicada, suele sufrir irritación y/o enrojecimiento. El hecho de que la piel de nuestros pequeños requiera de ciertos cuidados especiales durante los primeros meses de vida se debe a que su piel es mucho más fina que la de los adultos, cuenta con menor cantidad de queratina, es pobre en anticuerpo y no dispone de la película hidrolípida propia de la piel adulta. Debido a estas carencias, la piel de los recién nacidos es más propensa a secarse y tiene una mayor riesgo de sobreinfección.

Es por esta razón, por la que es importante prestar especial atención los cuidados de la piel de nuestros pequeños, motivo por el cual vamos a detallar los pasos a seguir durante los primeros meses de vida de nuestros pequeños para que gocen de una piel sana y saludable:

En el baño

Durante los primeros días de vida, y hasta que cicatrice el cordón umbilical, no podemos sumergir al bebé en el agua, optaremos por frotarle con una esponja natural húmeda por el resto de su cuerpo.

Una vez caído el cordón, podremos sumergir al pequeño. Para ello prepararemos una bañera llena de agua a 36ºC y utilizaremos productos de baño con PH neutro o ácido.

 Tras el baño

Una vez finalice el momento del baño debemos secar muy bien al bebé, prestando especial atención a los pliegues de la piel y realizando el proceso mediante suaves toques con la toalla. Ya seco, debemos aplicar una crema hidrante, aprovechando el momento de aplicación para dar un masaje relajante al pequeño y así reforzar nuestros vínculos.

Recuerda aplicar una crema, en el culito del niño, rica en vitamina A y óxido de cinc. Repitiendo este proceso tras cada cambio de pañal.

Gracias a estas pautas nuestros pequeños tendrán la piel menos irritada y enrojecida.