La separación matrimonial puede ser una experiencia dolorosa, y no deja de ser un fracaso personal, pero lo más seguro es que sea una cuestión totalmente necesaria si una pareja no funciona y las relaciones van a acabar haciéndonos daños. La separación matrimonial puede ser también una buena experiencia de aprendizaje emocional, si se saben gestionar correctamente las emociones y crecer con ellas, porque como la vida misma, una separación puede estar hecha de cosas buenas y de cosas malas. Y no todo tiene por qué ser malo.
Cómo afrontar una separación
Una separación puede resultar una experiencia que provoque mucho sufrimiento en la pareja. Pero posiblemente, si decidiéramos seguir adelante por la rutina, por los hijos, o por cuestiones meramente materiales, la circunstancia puede ser todavía peor. Aunque dolorosa, una separación matrimonial es necesaria, y la clave está en cómo afrontarla.
La primera pauta que debemos seguir es saber que hay que aceptar esta separación, que hay que pasar por esta etapa dolorosa ya que estamos dejando atrás una vida con muchos recuerdos compartidos, mucha intimidad. La aceptación es la manera de partir de cero y empezar a superarla.
Desterrar sentimientos como la rabia, la culpa o la baja autoestima es otra de las claves importantes para afrontar con éxito una separación. Ni echar la culpa a quien va a ser nuestra ex pareja a nosotros mismos. Si hay que empezar de cero, también hay que empezar limpios.
Evitar el aislamiento, y no encerrarnos en nosotros mismos, es otra buena clave. Salgamos, veamos amigos, familia. Distraernos es una excelente opción para no caer en la tristeza. Y por último, podemos hacer cosas que nos llenen, desde brindar nuestra ayuda en organizaciones sin ánimo de lucro, a cultivar nuestras aficiones, todo ello ayuda a empezar a construir una vida de cero, sin la que ha sido nuestra pareja, saliendo adelante con esfuerzo, pero con una serie de incentivos que harán que el mal trago resulte más llevadero.
Es mejor el divorcio o la separación matrimonial
A la hora de elegir entre el divorcio o la separación podemos encontrar muchas similitudes. Mientras que en ambos se separan bienes, se llegan a acuerdos para visitas a menores y se cesa la convivencia con todas las garantías legales, en el divorcio, la separación pone punto y final al matrimonio, mientras que en la separación matrimonial, no se pone fin al matrimonio, y ambos cónyuges seguirán siendo considerados marido y mujer.
Si hemos pensado en rehacer nuestras vidas, la mejor opción es siempre un divorcio, aunque todo depende de cada pareja. Quizás, algunas, con la separación matrimonial, dejen abierta la puerta a una futura reconciliación.