Machacarse en un gimnasio hasta quedar exhausto ya no se lleva. Eso forma parte del pasado. El deporte, al igual que el resto de aspectos que nos rodean también evoluciona y el pilates en este caso, ha llegado para quedarse.

Se trata de una técnica creada a principios del siglo XX que se ha convertido en los últimos años casi en una religión, casi una forma de vida. Quien lo prueba, se queda, quien lo prueba, se engancha.

Porque hacer pilates es mucho más que hacer ejercicio, se trata de usar la mente para controlar el cuerpo, buscando el equilibrio y la unidad entre ambos, mediante el control de la respiración durante la realización de los ejercicios. El resultado será un cuerpo fuerte, con posturas corregidas y una mente relajada.

A continuación se detallan algunas razones por las que empezar a hacer pilates:

  • Se trata de una actividad dirigida, organizada y estructurada. El monitor estará constantemente supervisando tu actividad y corrigiendo los posibles errores de ejecución y a la vez evitará que te sientas desamparada en los inicios. Es de gran importancia que sólo nos pongamos en manos de profesionales acreditados.
  • El aumento de intensidad se realiza de una forma tan progresiva que no se percibe el esfuerzo y las actividades se adaptan a ti y no al revés. Es una actividad para todo aquel que quiera superarse y encontrarse cada día un poco mejor, sin importar las condiciones físicas de quien vaya a practicarlo.
  • Tras unos meses practicándolo, conseguirás mayor equilibrio y coordinación de tu cuerpo así como una mejora de la postura y la alineación del mismo.
  • Y si no te has convencido todavía después de leer esto, aún se puede añadir una razón más: está demostrado que es uno de los ejercicios más efectivos para eliminar los dolores de la región lumbar.

¿Te animas?