Tras la exposición solar es importante que prestemos ciertos cuidados a nuestra piel. No podemos dejar pasar el hecho de que la exposición a los rayos ultravioleta supone una agresión para nuestra piel, por lo que debemos realizar ciertos rituales de belleza para paliar esos daños.

Estas atenciones hacia nuestra piel no sólo van a protegerla y cuidarla frente a los daños que pueda causar el sol, si no que también ayudaran a que nuestro moreno perdure por más tiempo.

En primer lugar debemos tener en cuenta que no debemos exponernos al sol durante tiempos demasiado prolongados, ni en las horas donde el sol es más potente.

Con exposiciones de máximo 10 minutos, sería suficiente para que nuestro organismo metabolice la vitamina D que necesitamos para que nuestro cuerpo funcione de manera correcta.

El hecho de no cuidar de nuestra piel tras las exposiciones solares, puede suponer la aparición a medio o largo plazo de manchas, arrugas e incluso la posibilidad de que podamos llegar a sufrir un cáncer de piel.

Tras un día de piscina o de disfrutar de una jornada en la playa, al llegar a casa debemos darnos una ducha con un gel de PH neutro para eliminar restos de salitre o cloro.

Tras la ducha, debemos hidratar nuestra piel a través de la aplicación de una loción hidratante o aceites como por ejemplo el de almendras dulces.

Si nuestro  objetivo además de cuidar nuestra piel, es prolongar en el tiempo el bronceado de ésta, podemos aplicar durante el momento del baño el contenido de un litro de agua con té negro, ya que tiene efectos autobronceadores que nuestra piel recoge.

Estas pautas nos permitirán presentar una piel más elástica e hidratada, que goce de un bronceado saludable y a la vez disfrutamos de una piel cuidada que mostrará ese tono tostado durante un periodo de tiempo superior.