Cada mes de enero muchas de nosotras nos marcamos una serie de objetivos con la intención de cumplirlos durante el años que entra, los famosos propósitos para el año nuevo.

Los hay muy comunes como dejar de fumar, hacer ejercicio, ponerse a dieta… El problema es que en muchos casos, cuando volvemos a vernos en el mes de diciembre y echamos la vista atrás, bastantes de esos propósitos que nos marcamos con entusiasmo y firmeza, se han quedado en nuestra lista sin ser tachados.

Para que este año no nos volvamos a ver en esa misma situación, debemos seguir los siguientes pasos:

  • Marcar correctamente nuestros objetivos, detallándolos lo máximo posible. No es suficiente con incluir en nuestra lista “mejorar el nivel de inglés”, debemos marcar los días en semana que acudiremos a la academia, el horario y el tiempo semanal que dedicaremos en casa a estudiar por nuestra cuenta.
  • Debemos ser realistas. Los propósitos para el año nuevo no deben ser objetivos inalcanzables, debemos analizar nuestro tipo de vida, el tiempo del que disponemos y demás variables antes de marcar la meta que deseamos lograr.
  • No podemos realizar una lista demasiado larga, porque lo más probable es que no logremos “llegar a todo”. Es más positivo marcar un número menor de metas, y así poder ver a lo largo del año como vamos logrando avanzar en la materia.

Ante todo tenemos que ser flexibles a la hora de aceptar los cambios en nuestra rutina, si nos habíamos marcado salir a correr tres veces en semana pero pasados los meses nos vemos obligados a reducir las salidas a un total de dos, no debemos frustrarnos. Debemos adaptarnos a las circunstancias que nos acompañan en cada momento. NO ES UN FRACASO, tan sólo una variación de los planes preestablecidos.

Una buena opción para tener nuestros propósitos para el nuevo año siempre presentes, es tenerlos a la vista. ¿Qué tal si los colocamos en la nevera para verlos cada mañana?